sábado, 22 de enero de 2011

"El asesinato de Road Hill" de Kate Summerscale, cuando la vida real supera a la ficción


Decíamos ayer...
Este libro no es una novela, pero se puede leer como tal, porque su lectura atrapa de una manera muy particular.
Construída a base de los testimonios de los testigos, de los periódicos de la época, de cartas, de informes y de fragmentos de novelas de misterio, la historia de este asesinato real es más truculenta que cualquiera que hayamos leído o visto en el cine.
Y no sólo por el asesinato en sí, inexplicable y sangriento como pocos, sino porque el ambiente familiar y social que rodearon el caso quedan al descubierto de una manera muy gráfica: las diferencias sociales y el gusto por el morbo de la época victoriana son espectaculares.
Y es que el hecho de que un niño pequeño de una familia bien, que vive en una maravillosa mansión, sea sacado de su cama en plena noche y sea ahogado, degollado, apuñalado y tirado en un retrete chocó a una sociedad que pensaba que estas cosas sólo le pasaban a los pobres.
Y lo más chocante fue el saber que el asesino era alguien de dentro, un criado o alguien de la familia.
Para averiguarlo, será necesario que acudan a Road los más importantes detectives de la época, considerados héroes por la población pero unos entrometidos por los poderosos (nuevamente la lucha de clases).
A causa de una investigación chapucera por parte de la policía en los primeros días (no investigaron a los familiares pensando que era imposible que alguno de ellos lo hubiera hecho), el caso se cerró sin encontrar al culpable.
Pero el detective Jack Wicher tenía una teoría que se demostraría en su momento, aunque tendrían que pasar varios años para ello, para entonces, su carrera y su vida habían sido destrozadas.
Este caso tuvo tanta repercusión en su momento que autores como Dickens o Wilkie Collins basaron sus relatos y novelas en él, y crearon a sus detectives a imagen de Wicher, considerado el primero y mejor detective de la historia.

Lo mejor del libro es el retrato que se hace de la vida familiar y social de la época victoriana, no tan ideal como nos la pintan en otras novelas y películas, una vida donde pasaban cosas horribles y asombrosas detrás de la puerta: infidelidades, desprecios, odios, amores impropios...
Aunque es apasionante, debo decir que no está a la altura de "Retrato de un asesino" de P.D. James sobre Jack el Destripador que, quizá, era más redondo, pero es igualmente recomendable.

martes, 18 de enero de 2011

"Los hechos de la vida" de Graham Joyce, la historia de una familia... normal


Decíamos ayer...
Esta novela es la crónica de las mujeres de la familia Vine. Y digo las mujeres porque en esta familia, las únicas personas reseñables son la madre, Martha y sus siete hijas, cada una con su carácter particular.
Están la tradicional (ayudante de enbalsamador en sus regocijantes noches), las gemelas espiritualistas, la esposa y madre perfecta, la radical y liberada, la esposa del granjero y la "especial".
Esta última, Cassie, comparte con su madre la particularidad que hace que esta novela sea diferente... y es que las dos, y también Frank, el hijo de Cassie, ven a los muertos.

Aunque la venden como una novela de terror y ganó varios premios de literatura fantástica, a mí me ha parecido una novela  costumbrista más, que refleja la vida de una familia típica inglesa en una época tan turbulenta como la Segunda Guerra Mundial en una ciudad devastada por los bombardeos alemanes, Coventry.
Lo de los muertos es algo secundario, que genera algún episodio incluso divertido, tipo la vidente-medium de la película Ghost.
Los personajes son fascinantes, sobre todo Martha, la matriarca, aunque todos tienen su encanto, y eso ya es dificil con tanta gente (incluso muerta) merodeando por la novela.
Hay episodios especialmente graciosos, como el paseo de Cassie convertida en Lady Godiva y la experiencia en la comuna de Beatie y su novio.
Sin duda ha sido todo un descubrimiento inesperado en mi propia biblioteca, pues compré el libro de saldo hace tres años y aún no lo había leído.
No hagáis lo mismo que yo. Si tenéis la oportunidad, no la dejéis pasar.

lunes, 10 de enero de 2011

"Nora ez dakizun hori" de Irati Jimenez, para amantes de los cuentos imposibles

Decíamos ayer...
Hacía mucho tiempo que no leía una novela en euskera. Quizás por costumbre o por comodidad, porque habituarse al ritmo diferente, al vocabulario, cuesta un poquito.
Sin embargo, en cuanto leí hace unos meses el argumento de esta novela, sentí ganas de leerla.
Y es que me encantan las novelas en las que los personajes, o más bien sus vidas, se enredan con las vidas de los demás personajes, logrando que cada mínimo detalle esté relacionado con otro pequeñísimo detalle de cualquier otro rinconcito de la novela.
Y porque me encantan los cuentos imposibles...
Los cuentos imposibles son el leit-motiv de una novela hermosa, con unos personajes apasionantes con unas vidas trepidantes, llenas de dolor, fantasía... vivas, en definitiva. A pesar de que la muerte es una parte importante en el argumento.

Dos narradores se alternan a lo largo de la historia. Por un lado, Martin, que vuelve a casa tras quince años de ausencia, dispuesto a despedirse de una vida y de un padre que, sin serlo realmente, lo ha sido más que nadie. Y por otro lado tenemos a Nora, locutora de un programa de radio nocturno, que vive con su abuela, si a lo que le ocurre se le puede llamar vivir.
Un día Martin se anima a llamarla a la radio y entonces...

Licántropos, vampiros, cuentos imposibles, magos, cazadores de lobos, Bilbao, Bagdad, Las Mil y Una Noches, amores imposibles e inmortales, ángeles que compran almas, madres muertas, padres desaparecidos...
Parece mucho, pero está todo ensamblado de una manera tan delicada que nada parece excesivo ni fuera de lugar.                  
Y es que, en los cuentos imposibles, todo es posible...

martes, 4 de enero de 2011

"En piel ajena" de Tana French, nunca nadie es lo que parece...

Decíamos ayer...
Imagináos que aparece un cadáver y que es exáctamente igual a ti.
No sabes quién es, porque usaba tu propio nombre.
Esto es lo que le ocurre a la detective Cassie Maddox (coprotagonista de "El silencio del bosque"), que no pasa precisamente por su mejor momento tras el fracaso de la Operación Vestal, que terminó con su compañero en la calle, su amistad finiquitada y con ella en Violencia de Género, prácticamente el exilio.
Lexie Madison, la difunta, usurpó el nombre que ella y su jefe crearon cuando trabajaba en Operaciones Especiales, trabajando de incógnito. Ahora, Cassie debe tomar una importante decisión: tomar (o no) la identidad de Lexie para descubrir quién y por qué la mató.
Una vez caída en la trampa (Frank, su jefe, no es precisamente difícil de esquivar), Cassie-Lexie vuelve a la casa donde vivía con un extraño grupo de estudiantes, tan perfectos como amorosos.
Muy pronto, se sentirá tan a gusto entre ellos que llegará a considerar una traición el pensar que uno de ellos pueda ser el asesino, algo tan peligroso para su mente como para su vida.

Esta "segunda parte", que lo único que tiene en común con "El silencio del bosque" son algunos de sus personajes, comparte con la primera que no es una historia de detectives al uso. Aquí es más una historia de amor y amistad, una novela de personajes, casi psicológica, tensa, en la que, como la protagonista, nunca sabes a qué atenerte.
De hecho, al final (y esto también pasaba en la primera parte), el caso se cierra de manera muy incierta, y eso hace que sea un poco frustrante, pero se devora igualmente.

Por cierto, este año habrá "tercera parte", cuyo protagonista es el jefe de Cassie en este libro, Frank, que trabaja de Operaciones Especiales.

No puedo evitar decirlo, he echado de menos al protagonista de la primera novela, Rob, que ha desaparecido de la vida de Cassie. Esperemos que vuelva en otra próxima novela.