martes, 20 de noviembre de 2012

"La marca del meridiano" de Lorenzo Silva, cuentas pendientes, cuentas pagadas

Decíamos ayer...
A estas alturas no vamos a desvelar que esta novela es la ganadora del Premio Planeta de este año. Polémicas aparte, nos encontramos ante una novela más que correctamente escrita, entretenida y llena de reflexiones sobre la actualidad, que pueden interesar a mucha gente. Que sea la nueva entrega de una serie más que conocida de un autor best-seller puede ser casualidad o no.
De hecho, se trata de la nueva entrega de los picoletos Bevilacqua (o Vila para los amigos y analfabetos) y Chamorro, ah, y Arnau, el nuevo, esta vez encargados de resolver el caso del antiguo mentor de Vila, asesinado de manera muy fea, con signos evidentes de torturas y con obvia inquina. La investigación les llevará muy pronto a darse cuenta de que el muerto no era trigo limpio, y que la gente con la que se las veía estaba siendo investigada por Asuntos Internos.

Francamente, el protagonista absoluto de esta novela es Vila, poca Chamorro tenemos aquí. El personaje da poco más que para un par de conversaciones trascendentales que servirán para darnos más datos sobre el pasado de Vila, ese pasado que tiene mucho que ver con la resolución del caso y, de hecho, con los motivos del asesinato. Así, nos enteraremos de sus andanzas por Barcelona cuando era un pipiolo, de sus amores de juventud (ese amor que lleva coleando desde el inicio de la serie y del que llevamos años queriendo saber más) y del porqué de su obsesión por la limpieza a la hora de cerrar los casos, deudas pendientes del autor hacia sus fieles lectores.
En definitiva, nuevamente se trata de una novela de personajes más que de una novela de polis al uso. Los que busquen aquí acción a raudales, investigaciones trepidantes y tiroteos espectaculares, que se busquen otra serie. En cambio, aprenderán mucho de jurisdicciones, de quién investiga qué en España, en este caso, Mossos d´Esquadra aparte de Guardia Civil, así como de procesos judiciales y crítica social.

Me gustaría decir también que, aunque no sea obligatorio ser seguidor de la serie para comprender el libro, ya que es una historia independiente, el bagaje de los personajes, su relación quizá no sea totalmente comprensible para los profanos.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Mes de clásicos

Decíamos ayer...
Esto no es una reseña al uso, sino más bien un resumen de mis lecturas del mes pasado, que dediqué a releer y a leer clásicos, entre ellos, varias versiones de Don Juan.
Muchos sabréis, y los que no, yo os lo digo, que es típico de la Noche de Todos los Santos leer o ver en el teatro la obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Qué mejor época para conocer esta obra, de la que muchos tiene una idea más que equivocada, sobre una historia de amor eterno y un hombre romántico a más no poder. Nada más lejos de la realidad... ¿Curiosidad? Tendréis que leerlo.
 
Como esta obra ya la conocía, leí una versión anterior para comparar, la de Tirso de Molina, llamada "El burlador de Sevilla", que narra más o menos la misma historia y nos muestra una faceta del personaje algo más burlona, y cambia ligeramente el final. Para comprobar cuales son estos cambios, os remito al original.
 
Una versión con un un personaje muy similar, aunque no llamado Don Juan, sino Félix, es "El estudiante de Salamanca", de Espronceda. Misma historia, nuevamente, sin embargo, el tono es muchísimo más oscuro, y haría las delicias de cualquier gótico y amante de Poe.
 
Para terminar, el relato de Bécquer "El monte de las ánimas", incluído en las míticas "Leyendas", relato de fantasmas clásico y de obligada lectura en tan señalado día, ahora conocido como Halloween.
 
En todo caso, al releer clásicos, descubro que cada vez me apetece menos leer cosas actuales, por mucho que cueste unos minutos cambiar el chip, acostumbrarme al diferente ritmo, o situarme en el contexto. Merece la pena.