miércoles, 22 de mayo de 2013

"Dos tumbas" de Douglas Preston y Lincoln Child, adiós Aloysius...

Decíamos ayer...
He tenido que dejar pasar un día entero para no escribir esta reseña en pleno cabreo y no decir cosas terribles sobre este libro y sobre los autores. Y no es que, en mi opinión, no se las merezcan, pero teniendo en cuenta que es el último libro suyo que voy a leer de una larga serie, supongo que terminar como si fuéramos un matrimonio amargado sería algo ridículo, sobre todo porque ellos nunca se van a enterar.
Yendo al grano, los que han seguido las andanzas del agente Pendergast, no necesitarán presentación: este hombre casi sobrehumano sigue la investigación de la no-muerte de su "santa" esposa (que al final no es más que una excusa, porque resulta que ella no pinta nada en la novela, y todo gira en torno de los nuevos nazis y sus planes eugenésicos). Con su muerte, el pobre hombre se sume en una depre de caballo, rozando las ganas de matarse. Aunque algo le sacará de su pasmo. ¿Qué? Un asesino maquiavélico que mata dejándole mensajitos personales.
 
Una novela de casi 500 páginas puede dar para mucho, sobre todo cuando las tramas que la conforman no son más que relleno. En esta en concreto: la trama de la esposa, la de los asesinatos, dos tramas con otros tantos secundarios... Por otra parte, las escenas se alargan y alargan hasta la agonía sin que luego lleven a ningún lugar (personajes que ocupan 100 páginas y no sirven para nada, como los soldados brasileños).
Eso sí, no se puede decir que sea aburrida, si llamas entretenido a un libro en el que pasan cosas sin parar y sin ton ni son, y además son bastante predecibles (ese final, por favor, por no hablar del cantazo a obras como "Los niños de Brasil" de Ira Levin).
 
No puedo irme sin dedicar un cariñoso saludo al traductor por frases tan memorables como:
- "Muchos de los habitantes del pueblo se pararon a mirarlo fijamente. Algunos se quedaban boquiabiertos de sorpresa, mientras que otros lo observaban con una indudable hostilidad, ya que Pendergast, alias doctor Percival Fawcett, cantaba como una almeja. Lo cual era precisamente su intención".
- "Se notaba que era la primera vez que se veían en aquella situación. Uno de ellos, que parecía el que mandaba, se acercó y pasó al inglés, que hablaba estupendamente".
 
Pues eso, que si ya los anteriores me parecieron para olvidar, con este declaro que he perdido la fe en el anteriormente infalible agente. Adiós Aloysius.
 


lunes, 6 de mayo de 2013

"El despertar de la señorita Prim" de Natalia Sanmartin Fenollera, edulcorado adoctrinamiento...


Decíamos ayer...
Esta novela nos narra la típica historia de una mujer decidida que cree saberlo todo y llega a un lugar maravilloso que le hará replantearse todo lo que creía saber. ¿Será que no lo tenía tan claro?
 
He visto por ahí que esta novela tiene varias lecturas. Quizás sí, lo que yo creo es que existen dos formas de leerla: la lectura "superficial, es una novela de pueblitos bonitos más", o la lectura "manual de adoctrinamiento". Me explico:
 
A) Lectura superficial: viene a ser que se trata de una novela con aura romántica, donde la protagonista llega a un hermoso pueblo lleno de gente encantadora, se enamora de su jefe, de los niños, descubre que ser independiente no es tan maravilloso, aprende cosas sobre sí misma, la literatura y la vida en general (y el placer de las cosas pequeñas)... Y, sin querer desvelar el final, auguramos que todo terminará medianamente bien. Incluso esbozaríamos sonrisitas aquí y acullá ante las peregrinas ocurrencias de los habitantes del pueblo o los sapientes niños, que recitan el latín como nosotros la tabla del 1. ¡Qué maravilla de libro, es todo tan hermoso!
 
B) Manual de adoctrinamiento: desde el principio nos damos cuenta de que la protagonista, que la autora trata de vendernos como alguien independiente y decidida, no lo es en absoluto, pues no tiene argumentos ante el mínimo enfrentamiento y se rinde ante cualquiera que le muestre la puntita de algún nuevo descubrimiento. Por no hablar sobre las ideas que se dan aquí sobre el matrimonio (estado ideal para la mujer, siempre y cuando sea con alguien superior), la educación (algo totalmente elitista, la única "tonta" del pueblo es la maestra, pues los niños los educan los padres), las cosas modernas (no existen, al parecer todo lo moderno es terrible)...
 
Yo empecé leyendo A y de pronto me encontré con B, aunque no me lo creía, pensé que tenía que ser una broma, en serio. Que hoy día, alguien nos presentara tales valores como algo bueno me parecía insultante. Francamente, esto es lo más carca que he leído en mucho tiempo.
 
Y lo triste es que está francamente bien escrito. Lo malo es que no hay historia, no pasa nada y toda la novela parece un instrumento para vendernos un manual de autoayuda donde la autora expresa unas ideas sacadas de un libro de señoritas de la época de nuestras bisabuelas (cómo sentarse adecuadamente incluido).
Lamento decir esto pero, cuánto talento desaprovechado.