sábado, 30 de junio de 2012

"Los 39 escalones" de John Buchan, aventuras como las de antes

Decíamos ayer...
Richard Hannay es un tipo aburrido. Tanto, que un día se le ocurre pedir un poco de acción en su vida. ¿A quién se le ocurre?
El caso es que la acción se le presenta en su casita en la forma de su vecino, que le cuenta una extraña historia de espías, conjuras de asesinato y patriotismos. De hecho, el hombre tiene un plan para salvar a su país, Inglaterra, de la inminente guerra que los alemanes parecen estar maquinando. Cuando el vecino aparece muerto en su propia casa, Hannay decide escapar y tomar el plan del vecino en sus manos, por no hablar de que sin duda le tomarán por el asesino... ¿Conseguirá nuestro héroe salvar a su país de la guerra y detener a los malos sin morir en el intento? Todas las claves están en una agenda que dejó el difunto, entre ellas la misteriosa frase "los 39 escalones".

Esta es una novela de espías de las de antes. Con esto quiero decir que no nos encontraremos con teléfonos móviles, ni búsquedas por satélite ni con una tecnología sofisticada... y se agradece. Casi parece una parodia de una novela de espías, de hecho. Sin embargo, es entretenida y fresca, a pesar de haber sido escrita en 1915. Quizá porque adolece de pretensiones. El propio autor dice que su objetivo era entretener y que la escribió porque se aburría.

Algo que me ha gustado es que Hannay, el protagonista, no es un hombre ni especialmente valiente ni inteligente. De hecho sobrevive porque tiene la suerte de toparse con los más variopintos personajes durante su huída por Escocia (algunos son descacharrantes). Incluso "los malos" se salen del manual, ya que no nos encontramos ante esos malvados de novela, los de los discursos grandilocuentes que resultan ridículos.
La verdad es que lo he disfrutado, quizás porque venía de leer un libro que no me había hecho mucha gracia. Si buscáis un libro entretenido y con el encanto de las aventuras a la vieja usanza, no os lo perdáis.


viernes, 29 de junio de 2012

"El abuelo que saltó por la ventana y se largó" de Jonas Jonasson, el éxito del absurdo o absurdo éxito

Decíamos ayer...
Seguramente todo el mundo (o casi) habrá oído hablar de este libro en el que un abuelo centenario escapa de la residencia de ancianos en la que vive y comienza a vivir un sinfin de aventuras. Al mismo tiempo, se nos va desgranando poco a poco su vida, desde su nacimiento hasta el momento en que llegó a ese lugar donde lo aparcaron un día.

Yo había oído y leído hasta la saciedad que este abuelo, Allan, tenía un punto de tonto, de inocente, pero no tiene nada de eso. Vale que no es un personaje como los demás. No es locuaz ni entiende ni jota de política, pero de ahí a ser tonto va un mundo. No en vano entiende de física (es experto en explosivos y algo sabe sobre bombas atómicas), de espionaje, tiene un cierto don para ganarse a presidentes de gobiernos de todas las ideologías posibles, y es capaz de sobrevivir a cualquier cosa que se le venga encima, ya sea cruzar el Himalaya o a un Gulag ruso.
Hasta ahí, vamos bien. Allan es un personaje excepcional. El problema viene con "sus aventuras".
Y es que son poco creíbles y las transiciones entre ellas absurdas. Y vale, es un libro de humor. Pero la verdad es que yo no me he reído. Y eso que mi sentido del humor es bastante absurdo (lo juro por Snoopy). Como mucho he esbozado un par de sonrisas. Y todo porque, a pesar de que una historia sea de género humorístico o paródico, al hablar de hechos históricos debe tener algo de verosimilitud, y con poner a unos pocos personajes reales a mí no me sirve.
Aunque al menos la parte "histórica" no es del todo increíble, porque la parte "actual" es realmente absurda (y no en el buen sentido, aunque es una opinión personal). Sobre todo cierto hecho relacionado con el Jefe de los criminales (si alguien ha leído el libro ya me dirá si éso es creíble o no).
Porque ni alguien como Allan es tan infalible en la supervivencia ni con su eterna buena suerte.
Por no hablar del final...

Ésta es una de esas novelas de las que todo el mundo habla y de las que te haces una expectativas quizá exageradas. Yo la verdad es que tampoco me esperaba un novelón, pero la verdad es que, para variar, me he quedado con la sensación de que debo ser rara de narices, porque siempre que a casi todo el mundo le gusta algo, a mí no me mueve un pelo, por ser diplomática.

Sin embargo, y por no decir que todo es negativo, voy a decir que es una novela muy entretenida, con un lenguaje cercano y que se lee con facilidad. En definitiva, una lectura para pasar el rato e ideal para estas fechas de verano.