miércoles, 17 de octubre de 2012

"La hija del mar" de Rosalía de Castro, drama infinito como el mar

Decíamos ayer...
Esta novela narra la tremenda y dolorosa historia de varias mujeres destrozadas por un hombre.
También es una historia de pérdidas constantes, de locura, de muerte y de amor, tan eterno y salvaje como el mar de Finisterre donde se ambienta.
 
La historia en sí es sencilla, una madre que pierde a su hijo en trágicas circunstancias y una niña abandonada en el mar que es dejada en sus manos para que la cuide viven felices hasta que el destino les juega una mala pasada en la forma de un hombre, parte del pasado de la madre. A partir de ahí, todo es oscuridad y horror.
 
Narrada con un lenguaje florido y poético, lleno de alusiones a la poesía de Byron y otros poetas de la época (hablamos del siglo XIX), destaco sobre todo la ambientación, la descripción de esos paisajes marineros, las tormentas y costumbres de la Costa de la Muerte, de los que la autora habla con obvio conocimiento de causa. Sin embargo, debo decir que quizás hace falta un poco de tiempo para acostumbrarse y que la narración es algo confusa a causa de dicho lenguaje.
También me gustaría decir que me han sorprendido gratamente los alegatos a favor de la emancipación y liberación de las mujeres, su educación e incluso a favor de los niños bastardos (la autora lo era), algo moderno para la época.
Por ello, sin ser una gran historia, yo diría que es una novela entretenida y que, una vez traspasada la inicial barrera del lenguaje, puede deparar una sorpresa.

viernes, 12 de octubre de 2012

"Cranford" de Elizabeth Gaskell, en tiempos de crisis, vuelve a los clásicos

Decíamos ayer...
Es difícil calificar a "Cranford" de novela, al menos de novela al uso, ya que es más bien una crónica de los sucesos o anécdotas que suceden a los habitantes de un pequeño pueblo inglés, de esos que tan bien reflejan las series de época de la BBC (de hecho, hay una famosa adaptación de esta cadena sobre la novela).
De hecho, no hay un comienzo ni un final, es incluso probable continúe eternamente relatando tés, tertulias y partidas de cartas, chismorreos y pequeñas trifulcas entre las habitantes de Cranford, ya que las amas y señoras de este pueblecito son las mujeres, ya sean viudas y solteras.
 
Sin ser lo mejor que he leído del siglo XIX inglés (prefiero a Jane Austen), a Elizabeth Gaskell tampoco le tiembla la mano a la hora de criticar la manía de aparentar lo que no se es, aunque quizá no tenga la misma agudeza e ironía.
Destacan los retratos femeninos, ya que predominan los personajes de este sexo sobre los de sexo masculino, aunque tampoco es que sea demasiado amable hacia las de su mismo género. De hecho, critica más o menos abiertamente que ciertas viudas desprecien a las que se casan en segundas nupcias o a las que se casan por debajo de su "categoría", el hecho de que las solteronas se tengan que encerrar en vida, los elitismos, etc.
 
Entretenida por momentos, sobre todo a partir de la segunda parte, y aunque se enrolla demasiado en ciertos momentos, "Cranford" es un libro que se lee con tranquilidad, para olvidar otras lecturas menos amables.
Siempre es agradable, además, retomar los clásicos, para recordar tiempos mejores.