jueves, 28 de abril de 2011

FELÍZ AUTO-CUMPLEAÑOS, si nadie se acuerda, siempre te quedas tú mismo....


¡¡¡QUIEN PILLARA UNA ASÍ!!!

"El rapto del cisne" de Elizabeth Kostova, hermoso retrato

Decíamos ayer...
Esta novela tiene de original lo mismo que una castaña asada, pero aún así se lee con un placer poco habitual gracias a la maestría de la autora, que ya sorprendió con su particular visión de Drácula en "La historiadora".
En esta ocasión nos cuenta varias historias de amor, algunas a través de los siglos, con la particularidad de que en todas ellas hay una diferencia de edad bastante importante entre los amantes.
También hay misterio, claro, pero es un misterio un poco desvaído, un poco lo de menos.
Lo importante es la ambientación, la historia de la pintura, en especial de estilo Impresionista, que no cansa ni aunque no estés muy puesto en el tema. Las descripciones son tan vívidas que casi puedes ver los cuadros en tu imaginación y es una pena que los pintores, sobre todo Beatrice, no existan realmente.

Me ha recordado mucho, en cuanto a estructura (las cartas, los capítulos del presente, los personajes...) y a argumento, a la novela "Posesión" de A.S.Byatt, tan apasionante como esta, y que aprovecho para recomendar (en el caso de "Posesión" los protagonistas no son pintores, sino poetas del siglo XIX).

No puedo dejar de comentar que quizás se dan demasiadas vueltas a lo mismo, alargando innecesariamente la novela, aunque no se hace larga, no es necesario repetirse tanto en lugar de avanzar, digo yo. Al contrario de lo que piensa Ken Follett (para mí una soberana tontería, por muy buen vendedor que sea y algunos de sus libros me encanten) los lectores no preferimos los libros de mil páginas. Preferimos los libros buenos, independientemente de su peso.

sábado, 23 de abril de 2011

¡¡¡Felíz día del Libro a todos!!!

Decíamos ayer...
Ante ciertas imágenes sobran las palabras, aunque no en este día, claro!!! Leédme con avaricia!!! Felíz Día del Libro, y que celebremos muchos más...

domingo, 17 de abril de 2011

"Ola de calor" de Richard Castle, las cosas del merchandishing...

Decíamos ayer....
¿Cómo explicarlo a los que nunca hayan visto la serie "Castle"?
Imagináos a un autor de best-sellers que necesita inspiración  para crear a su nuevo protagonista de una serie de novelas policiacas. Para ello decide basarse en una hermosa detective de homicidios de Nueva York. Y para ambientarlas lo mejor posible (y como tiene un enchufe del tamaño del Empire State), le dejan pegarse a ella como un pin en la solapa de un candidato a las elecciones generales. Pues esas novelas, o al menos la primera de ellas, es esta "Ola de calor" que nos ocupa.
Pues eso... cosas del marketing, del merchandishing, o como se diga...
El resultado es como un capítulo de la serie, aunque más largo (por leido), con su mismo humor negro, sus personajes fácilmente identificables aunque con los nombres cambiados, sus autopsias, sus timbas de póker con el alcalde y los jueces y los chistes no tan fáciles. La tensión sexual se presupone y, si se resuelve o no, lo dejaré a los que se animen a dejarse caer en la tentación de este juego publicitario, entretenido y lleno de acción.
Cuenta con una continuación con el gráfico nombre de "Calor desnudo" (los títulos vienen a cuento del apellido de la protagonista, que se apellida Heat), que veremos más adelante, cuando necesite otro de estos libros de-tox (o de leer y olvidar).
De todas maneras, yo debo decir que me gusta muchísimo más la serie, sobre todo en versión original, porque la voz y el humor de Nathan Fillion (Castle en la serie) son difíciles de plasmar en papel y menos aún de traducir.

martes, 12 de abril de 2011

"Cadáveres exquisitos" de Thomas T. Noguchi, no apto para morbosos...

Decíamos ayer...
Este libro no es, como pretenden venderlo, la escenificación morbosa de las últimas horas de algunos famosos como Marylin Monroe, Janis Joplin, Robert Kennedy o Sharon Tate.
Se trata, más bien de la autobiografía de un médico japonés, Noguchi, que se trasladó a Estados Unidos en los años 50, se especializó en patología forense y, al empezar a trabajar, le tocó la zona de Los Ángeles, concretamente Hollywood.
Al trabajar allí, es lógico que parte de su tarea se topara de morros con el brillante mundo de las estrellas que a menudo morían de maneras no demasiado bonitas, ya que muchas veces había drogas o alcohol de por medio. Estas muertes eran sospechosas claro, como las de Marylin, o la de Natalie Wood, pero Noguchi no tenía reparos en declararlas accidentales o suicidios si las pruebas así lo dictaban, generando controversias.
Por ello fue despedido de su trabajo y se metió en un largo pleito contra sus jefes. No ganó y se vengó a gusto con este libro, donde se despacha a gusto con el que era su jefe.
Líos aparte, tanto las auditorías que se le realizaron como los casos que se presentan no nos dejan duda, Noguchi es un tipo puntilloso y detallista, que convence con pruebas, aunque su caracter y su estilo sean un poco peliculeros.

Entre capítulos autobiográficos y casos clínicos de famosos y anónimos, Noguchi nos plantea una autobiografía amena, apta para todos los públicos y en absoluto morbosa, donde descubrimos que las tácticas que aparecen en CSI (aunque rudimentarias), ya se usaban en los años 60, y que Noguchi fue un pionero en muchas de ellas.
Es una pena que vendan el libro como si fuera un compendio de chismes y detalles para gente ávida de sangre. Creo que, a los que busquen ésto, sólo se sentirán satisfechos a medias, y a los que les asuste lo mismo, se sorprenderán gratamente. 

viernes, 8 de abril de 2011

"La isla de la esperanza" de Joanne Harris, lo que la marea se llevó...


Decíamos ayer...
Mucho se ha hablado y escrito sobre el carácter de los isleños. Y más aún si se trata de una isla pequeña. Y más aún si vienes de fuera (lo sé por experiencia), o, como es el caso de la protagonista, nació allí y ha vuelto después de unos cuantos años de ausencia.
El caso es que, si la isla estaba moribunda cuando se marchó, ahora está en las últimas. E, inesperadamente, quizás gracias a la inconfesada atracción que siente por otro extraño, Flynn, Mado siente que se despierta en ella el deseo de resucitar la isla. Aunque hay algo más dificil de combatir que las mareas. Los testarudos isleños... Y además está su padre, el callado GrosJean, que calla algo más que las palabras...

Odios ancestrales, secretos, familias enfrentadas, milagros, campanas que suenan desde las profundidades, especulación inmobiliaria, amor, mucho amor. Y dos pueblos enfrentados (como Villa-arriba y Villa-abajo, jajaja) que quizás encuentren un motivo para unirse.

Debo reconocer que no es mi novela favorita de Joanne Harris, a la que sigo desde hace años (esta novela es de 2003 y me ha costado encontrarla), sin embargo, tiene su estilo habitual, de pueblecito con encanto un tanto asfixiante y que nos preguntamos si realmente existe o no.
De calificarla de alguna manera la calificaría de entretenida sin más, con un giro inesperado y otro giro final aún más inesperado, lo cual no está mal, aparte de la calidad de la autora.

domingo, 3 de abril de 2011

"El buen ladrón" de Hannah Tinti, una novela Dickensiana

Decíamos ayer...
Imagináos un orfanato católico en la protestante Nueva Inglaterra del siglo XIX.
Imagináos a un niño manco que ni siquiera sabe su nombre. Lo llaman Ren, las letras que llevaba bordadas en la camisa que llevaba cuando lo abandonaron allí.
Imagináos a un hombre joven con labia que viene a recogerlo diciendo que es su hermano.
Las aventuras de Ren no han hecho más que empezar, porque Benjamin Nab, su supuesto hermano no es lo que parece, como sabrá muy pronto.
Charlatán de feria, ladrón de cadáveres, estafador, estás serán las nuevas tareas a aprender, algo que choca con su educación católica.

Gigantes asesinos, ladrones que ahogan su conciencia en alcohol, gemelos que traen mala suerte, piedras que atraen la buena, un tío cruel, un enano que vive en el tejado... en una novela puramente Dickensiana llena de acontecimientos terribles y buenos sentimientos.

Bien escrita y lo suficientemente breve como para no resultar pesada y repetitiva, "El buen ladrón" es una novela que se lee con facilidad, con la sensación de que todo eso ya lo hemos leído antes, e incluso visto en alguna de esas maravillosas series de la BBC que solían ponernos antes en la tele, donde los huérfanos siempre tienen una vida azarosa y un final portentoso.
Aquí el final portentoso se queda en un final algo desvaído, ya que nos gustaría saber más sobre la historia de los padres del protagonista. Sin embargo, se adivina un final más felíz, ya que es más realista y más original.