domingo, 28 de agosto de 2011

"Ojos de agua" de Domingo Villar, polis a feira

Decíamos ayer...
Esta es una de esas novelas de polis entretenidas, con sus puntos graciosos, un crimen tremebundo, unos polis locales pintorescos y con todos los tópicos al uso.
Como tal, es una novela entretenida, bien escrita y que se lee en un voleo. Además, te llena los ojos de paisajes hermosos, en este caso los de la costa gallega e incluso te abre el apetito, pues el prota se pasa media novela comiendo y bebiendo... de hecho, sus mejores ideas -la inspiración, diría- las tiene con la servilleta colgada al cuello.

El inspector Leo Caldas -el de la radio- es el encargado de investigar el caso del asesinato de un joven músico. A primera vista parece un caso sencillo, pues todo indica que se trata de un crimen pasional.
Con la ayuda del maño agente Estevez, un tipo de carácter efervescente, Caldas descubrirá que nada es lo que parece en la tranquila superficie de la vida de "Ojitos".

Una novela hiperbreve, que se lee en cuestión de un par de días y que no decepciona en absoluto, aunque más bien por el estilo y por los protagonistas que por el argumento en sí, ya que no tiene nada de particular.
Destacaria en particular los encontronazos del directo agente Estevez con el inconcreto carácter gallego, que son los puntos más graciosos de la novela. Otro de ellos es que todo el mundo conoce al inspector como "el de la radio", ya que colabora en un programa de radio, "patrulla en las ondas". Aunque le mosquea, le ayuda en su trabajo, ya que todo el mundo colabora al instante al saber quién es.
De todas maneras no puedo evitar comentar que esta novela me ha recordado mucho a las novelas de Lorenzo Silva sobre Bevilacqua y Chamorro. Quizás me ha gustado por eso, ya que siento debilidad por ellos...

miércoles, 24 de agosto de 2011

"Si hubiera un mañana" de Sidney Sheldon, ladrones con glamour...

Decíamos hace nada...
Esta es una de esas novelas con el encanto de las de antes, de las que ahora casi ni se entienden, porque con la tecnología, los móviles, los inhibidores de pulsos y todas esas pijadas, los robos "inteligentes" han perdido todo el glamour. Imagináos, los ordenadores estaban empezando...
La protagonista de esta novela es una joven que lo tiene todo y lo pierde por culpa de unos estafadores. Su madre se suicida, y ella decide ir a pedirle cuentas al culpable... armada. Acusada de intento de asesinato, la mafia se encarga de enchironanla durante largo tiempo. Ella jura vengarse de su abogado, del juez y del estafador... y de su rico prometido, que la ha dejado tirada, embarazada.
En una cárcel de mujeres de lo peor, es violada, pierde su hijo y se endurece, pero, curiosamente, le cae bien a una de las mandamases de la cárcel, que la protege. Por azares de la vida, salva la vida de la hija del director de la cárcel y la absuelven...
Tras vengarse, viene lo bueno de la novela... la fase en la que se convierte en una glamurosa ladrona, inteligente e imposible de pillar, maestra del disfraz, de los acentos, etc...
Hasta que le sale un guapo competidor que le birla un par de trabajillos de entre las manos, simpático, carismático, y que no le gusta nada, claro...
Y un agente de seguros muy chungo que sabe que es culpable y cuyo motivo para vivir es cogerla...

Sin ser nada de otro mundo, "Si hubiera un mañana" es una novela fácil de leer, muy entrenenida, muy 80, de esas que te pasea por medio mundo, cuevas del Drach y Madrid con tablao incluido. Las escenas de la cárcel son sorprendentemente duras para ser un best-seller de esta época, aunque se intuye cierto morbillo por parte del escritor (hombre a pesar del nombre) con el rollito lésbico.
Lo que me ha escamado un poco es que empieza a robar un poco a lo Robin Hood, a los ricos o a los "malos", pero luego se ve que se vuelve ambiciosa y se le quitan los escrúpulos, cosas de la vida... Curiosamente, el estafador de toda la vida, el guaperillas, parece tener más vergüenza que ella en ciertos momentos (o eso me parece a mí).

P.S. Lo reconozco, la he leído por la serie que vi de cría, en la que Tom Berenger (cuando aún era guapo) hacía de ladrón encantador... la verdad es que es muy fiel a mis recuerdos, no me arrepiento.

"La conjura de los necios" de John Kennedy Toole, ponga un Ignatius en su vida...

Decíamos ayer...
Ignatius Reilly es, probablemente, el tipo más repelente de toda la literatura, tanto físicamente como teológica y geométricamente hablando.
A sus dulces y virginales 30 añitos, sigue viviendo con mamá, no ha currado en su vida, se pasa la vida vagueando delante de la tele y practicando el onanismo, yendo al cine y pergueñando unos manifiestos absurdos basados en sus teorías de lo que debería ser el mundo...
Según él, la decadencia del mundo empezó allá por el Renacimiento y la época ideal para vivir era la Edad Media (será que las hogueras quemaban a todo indeseable que pasara por allá).
La verdad es que su vida es bastante cómoda hasta que la necesidad de dinero le obliga a entrar en el mercado laboral...

Personajes entre absurdos y maravillosos (ex-novias reivindicativas, corruptoras de menores, putas y pájaros, secretarias seniles, barredores esclavizados, gays organizados, policias menospreciados, madres borrachuzas...) notarán la influencia de Ignatius (y su válvula) en su vida. Y esta influencia cambiará sus vidas, casi siempre para bien, aunque no sea esa la intención de nuestro querido caballero sureño...

Con un lenguaje divertido y directo -sorprendentemente directo- esta novela ha sido una sorpresa para mí, porque la verdad es que hay momentos realmente hilarantes. Se pasea sin vergüenza entre la crítica social y el absurdo y consigue hacerte reflexionar y encima hacer justicia con los que se lo merecen.
Y todo en ese marco delicioso de Nueva Orleans cuando todavía era Nueva Orleans...



miércoles, 10 de agosto de 2011

"En el país de la nube blanca" de Sarah Lark, el principio de una saga que no seguiré...

Decíamos ayer...
He estado a un tris de no hacer esta reseña, porque la verdad es que poco bueno tenía que decir de este libro, y este blog se está convirtiendo en un rosario de reseñas de libros que no me han interesado. Pero una amiga (gracias, Noemi, o no...) me ha convencido de que la haga, para que no todas las reseñas sean positivas, que lo son...
¿Y por qué son positivas las reseñas de este libro?
Porque es un libro entretenido de esos que te hacen pasar las páginas sin dolor, sin que te pese, a pesar de las setecientas y pico páginas.
Básicamente cuenta la típica historia de mujeres pioneras que parten en busca de aventura a un país desconocido. Algunas tendrán más suerte que otras, claro, pero en eso consiste la literatura. Si no, ¿de dónde sacaría la autora 700 páginas?
Paisajes exóticos, personajes más o menos carismáticos, una cultura distinta, el hermoso paisaje de Nueva Zelanda, maoríes para dar color y palabras raritas al texto, y ovejas para dar esponjosidad al conjunto.
Y odios ancestrales, por supuesto.
Y amor...
¿Amor?
Este es el momento de comentar el extraño sentido del romanticismo de esta autora, por llamarlo de alguna manera. Porque lo que comienza como una novela romántica más se convierte en algo bastante enfermizo, lleno de relaciones amorosas extrañas, llenas de violencia, impregnadas de un aura de fatalidad, como si nadie pudiera ser feliz...
Es algo que me ha chocado junto con un cierto puritanismo que resulta me ha resultado más bien molesto.
Quizás es una sensación personal, como siempre, ya que otra gente que ha leído el libro no ha notado tales cosas, pero es algo que me ha molestado tanto como para fastidiarme la lectura del libro y para dejarme un regusto amargo.
Por no hablar de ese final precipitado y horriblemente mal armado. No será porque no tenía páginas para escribir uno mejor...
En fin, este libro es el principio de una saga (al menos habrá otros dos, ya editados en Alemania) que tendrá que esperarme eternamente.