miércoles, 30 de octubre de 2013

"Una lectora nada común" de Alan Bennett, creíble ficción...

Decíamos ayer....

Los perros de la reina de Inglaterra le hacen un favor enorme al entrar en la biblioteca móvil, obligándola a, aunque sea por educación, tomar prestado un libro... y ya que está, a leerlo. Allí conocerá también a Norman, pinche de su cocina y ávido lector.
Lo que no sabía la insigne reina era que se iba a enganchar. Tanto, que la lectura la apartará de su puntualidad, del horrible protocolo y del afecto de sus sirvientes, aunque le abrirá los ojos a cosas de las que nunca antes había sido consciente antes.

Esta novela, breve, brevísima, se lee en un suspiro y tiene la facultad de que nos gustaría creer que es cierto lo que en ella se cuenta (y de hecho, hubo momentos en los que yo me lo creí).
Hay momentos divertidos y curiosos, como ciertos episodios sobre el protocolo en los que la reina interroga al Primer Ministro sobre lecturas, o cuando saluda con una mano mientras va inmersa en su libro dentro de la carroza real. 
Plantea el autor que leer es peligroso, que una reina que piensa por sí misma es un riesgo, y es por ello que a sus asistentes no les gusta nada el asunto, por lo que llegan a esconderle libros o a alejarla de Norman, que es el que se los proporciona.
En definitiva, un libro sobre el amor a los libros y cómo nos cambian la perspectiva del mundo y de lo que nos rodea.
Y es divertido, además, hay un indudable humor (muy inglés) en él. No se puede negar el respeto hacia la familia real inglesa, aunque tampoco se la alaba hasta el asco, hay una cierta irreverencia en el tono muy de agradecer.
Un libro recomendable y diferente, en definitiva, para ver a la realeza, tan distante, desde una perspectiva distinta.

miércoles, 23 de octubre de 2013

"Crimen en la granja" de Minette Walters, no-crimen novelado...


Decíamos ayer...

No sé si calificar de novela esta historia o de hecho real novelado, porque en realidad no es una novela en la forma de narrar, aunque tampoco es un reportaje extenso en sí. Es una novela en cuanto a escenas, diálogos, etc, pero hay algo que nos recuerda que lo que ahí se cuenta no es algo inventado por la autora.

En este libro se nos cuenta la historia de una pareja que se conoce después de la Primera Guerra Mundial. Ella, una "solterona" depresiva y agobiante, él, un joven agradable y un tanto débil. Ella le presiona continuamente para casarse, por lo que él decide montar una granja, sin saber muy bien cómo se lleva un negocio así.
Al pasar los años, las discusiones se suceden, ya que ella insiste en la boda y él, que vive en la miseria, dice que no pueden casarse y vivir en esas condiciones. Ella no es muy consciente de la realidad, ya que parece vivir un idilio sin fin. Sin embargo, él, que no puede evitar sentirse halagado por ese amor obsesivo, no es capaz de terminar la relación de una vez por todas.
Años más tarde, todo termina en... ¿crimen?

Una historia ágil, breve y de lectura hiper rápida, que se lee en pocas horas, muy entretenida y que nos deja una sensación extraña, de cierto compañerismo con el protagonista masculino, ya que ella es realmente odiosa y él, dentro de su debilidad, un hombre amable y bueno.
Tiene ese regusto de las historias basadas en hechos reales, pero sin el morbo habitual, pues no se recrea en detalles desagradables que es habitual en otros libros semejantes. No es tanto un ensayo como una novelización, como he dicho antes.
Es una lectura rápida y agradable para unas horas, que no deja de dejar un poso un tanto triste al conocer el final.

domingo, 13 de octubre de 2013

"El perfume secreto del melocotón" de Joanne Harris, continuación innecesaria...


Decíamos ayer...
A mí solía gustarme esta autora. Creía que tenía cierta magia a la hora de escribir. Un "algo". De hecho, le dediqué una entrada por aquí diciendo que era una de mis autoras favoritas. Por desgracia, en este libro, innecesaria tercera parte de una serie iniciada con "Chocolat", me he encontrado que esa magia se ha terminado.
Y no es que ya no escriba bien o que los ambientes sean distintos, nada como volver al origen del crimen, como suele decirse, para intentar volver a tocar la campana del éxito, pero hay algo que estaba y ya no está, y es el encanto tanto en los personajes como en las situaciones.
En este caso, Vianne y sus hijas regresan a Lansquenet tras recibir una carta de una amiga ya difunta, sabedora de que hay alguien que la necesita. Allí verá que todo en el pueblo ha cambiado, pues allí se ha instalado un grupo de musulmanes con los que la convivencia es sumamente difícil, hasta el punto que parece avecinarse una especie de guerra.

Partiendo de una premisa que no tenía que ser necesariamente mala, la autora se queda a medio camino en su intención de abrir un debate (si es que es esa la intención, que no lo tengo tan claro), acerca del burka, o velo, sí o no, de si las mujeres lo usan libremente o lo hacen por obligación. Y también, por supuesto, el facilón asunto de la convivencia entre diferentes religiones y eso de aceptar al diferente.
Todo esto queda bastante deslavazado con una trama secundaria bastante alargada y desvaída, que no llega a interesar del todo. 
Además, los personajes secundarios y sus tramas quedan colgadas en todo momento, notándose que son un mero relleno, como la relación de Anouk, la hija de Vianne, con un vecino del pueblo, que es tocada de una forma tan marginal que no se sabe si es real siquiera.
Por no hablar de que deja las puertas abiertas para una posible continuación.

Por hablar de algo positivo, hablaré de la imagen que se da de las mujeres musulmanas, que seguro que sorprenderá a muchos, y que probablemente era uno de los objetivos de la autora. Y las ganas que dan de probar las muchas comidas que se nombran.
En definitiva, no deja de ser una novela entretenida, aunque tal vez demasiado alargada, que puede gustar a los seguidores de Vianne y su clan y a aquellos que tengan curiosidad por ver qué fue de aquel pequeño pueblo tantos años después.